Me gustaría empezar esta serie de pequeños artículos y comentarios sobre los grandes del baloncesto español de los últimos tiempos por el primero en jugar en la NBA: Fernando Martín. Todavía recuerdo con nostalgia los partidos del Real Madrid contra mi CAI en el antigüo pabellón de Deportes (el huevo), aquellos encuentros con nervios, roces entre los jugadores, pero por encima de todo ello, el carisma de Fernando Martín con sus gestos y su altanería con el público zaragozano, que es lo que viví.
Su salto a la NBA, que no por esperado, apenas tuvo relevancia en la mejor liga del mundo, sí sirvió para abrir las puertas a unas mentes americanas todavía demasiado cerradas que no veían más allá de sus propios ombligos en el mundo del baloncesto.
Consultando sus números en Portland, Martín apenas fue un jugador de banquillo (24 partidos, 6,1 minutos, 0,9 puntos, 1,2 rebotes, 0,4 asistencias, 0,3 robos, 0,8 pérdidas y 1 personal por encuentro), pero si miramos igual de fríamente los que consiguió en la ACB (170 partidos, 19,4 puntos, 7,5 rebotes, 0,9 asistencias, 1,7 robos, 2,9 pérdidas, 1,2 tapones y 3,5 faltas por partido) podemos intuir la importancia de este pívot en nuestra liga.
Pero el baloncesto es más que números y estadísticas, verlo jugar proporcionaba lo equivalente a la famosa furia del fútbol, su garra y coraje, a veces, por que no, su mala leche; hacían de Martín uno de los mejores jugadores interiores españoles de todos los tiempos (menuda pareja hubiera hecho con Gasol).
(fuentes¨www.basketball-reference.com" y "ACB.com")
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